La batalla del Atlántico by Andrew Williams

La batalla del Atlántico by Andrew Williams

autor:Andrew Williams [Williams, Andrew]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2000-12-31T16:00:00+00:00


8

Redobles de tambor

A pesar de que el submarino llevó a Alemania al borde de la guerra con Estados Unidos, fueron los bombarderos en picado de un distante aliado quienes le dieron el último empujón. El sábado 7 de diciembre de 1941, los japoneses lanzaron un ataque devastador sobre la flota de Estados Unidos en el Pacífico en Pearl Harbor. Oleadas de bombarderos atacaron casi sin encontrar oposición, hundieron cuatro acorazados y destrozaron gran parte de la flota. Esta acción cogió totalmente por sorpresa a Hitler: los japoneses no consideraron pertinente informar a su principal aliado. El momento no podía haber sido peor: el avance alemán en la Unión Soviética se había detenido a las puertas de Moscú, y llegaban noticias de una contraofensiva. Era evidente que las fuerzas del Reich estaban muy diseminadas; sin embargo, Hitler decidió cumplir su compromiso con Japón. El 11 de diciembre Alemania declaró la guerra a Estados Unidos.

Dönitz estaba encantado, pues, en su opinión, Estados Unidos había hecho la guerra a sus submarinos durante meses, y ahora se le ofrecía la oportunidad de devolver el golpe. Tres meses antes había esbozado ante Hitler sus planes para un ataque a los buques mercantes a la altura de la costa de Estados Unidos. Llevaría tiempo organizar un sistema de convoyes a lo largo del litoral oriental americano, y entretanto esperaba que la caza en aquellas «aguas vírgenes» fuera copiosa. El submarino, le dijo al Führer, podía asestar un duro y repentino revés: la guerra empezaría con un Paukenschlag, un redoble de tambores. Tras los sonoros fracasos del otoño, se presentaba una nueva oportunidad de éxito.

Dönitz esperaba poder hacer alarde de una considerable fuerza, pero en diciembre la mejor parte de su flota estaba ocupada apoyando a las fuerzas alemanas e italianas en el Mediterráneo. De 91 submarinos operativos tan sólo seis de los que estaban disponibles le parecieron adecuados para aquel nuevo escenario. Uno de ellos era el U-123 de Reinhard Hardegen, quien recuerda: «Estaba con mi esposa dando conferencias en una gira por Italia cuando me enteré de que los japoneses habían atacado Pearl Harbor. Sin pensarlo dos veces dije: “¡Oh!, ésta es mi oportunidad”, porque sabía que tenía un gran submarino con capacidad de combustible para navegar hasta América y volver».

Algunos miembros del arma submarina albergaban fuertes recelos respecto a la guerra contra Estados Unidos, pero Hardegen no era uno de ellos: él estaba irritado. En su patrulla en aguas africanas aquel verano había visto barco tras barco con las estrellas y las barras pintadas de forma ostensible en sus costados burlar el bloqueo con suministros de guerra para el Reino Unido. En cuanto a él, la farsa de la neutralidad estadounidense se había terminado. Había cuentas pendientes por saldar.

Hardegen regresó inmediatamente a Lorient para supervisar los preparativos del U-123. El 19 de diciembre fue convocado al mando submarino para reunirse con Dönitz:[1] «Antes de cada patrulla nos llamaban a Kernével, donde nos entregaban los últimos informes». Hardegen y sus camaradas tenían muy poca información



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